El siguiente proyecto prioritario fue la demolición de los salones abandonados de artes industriales, conocido como “el nido de ratas”, que era el más costoso y complicado. Todos pensamos que había que demolerlos, pero el Fundador invitó a su amiga Hilda Henríquez, doctora en educación y psicología, para inspeccionar los salones y expresar su opinión. La doctora Henríquez nos enfatizó que el techo era de acero, el piso de cemento y el espacio era suficiente para construir un anfiteatro al aire libre. La idea le gustó mucho a la directora, Yanira Cotto, al alcalde Josian Santiago y a todos nosotros en la Fundación. Llegó el momento de identificar los fondos.